Estaba a punto de tomar mi vuelo de regreso a México, mi único consuelo era esa parada en Nueva York, después de haber viajado durante un mes. Me quedaban tan solo tres días en la Gran Manzana y la tragedia de regresar a la realidad estaba cerca, la idea me disgustaba bastante.
Llegué con antelación a mi vuelo y me ofrecieron salir antes, accedí. Aterrizaría en Londrés antes de lo esperado.
Vi el celular y me di cuenta que tenía menos de una hora para partir, con el tiempo justo recorrí las tiendas del aeropuerto de Malpensa en Milán y me quedé hojeando las revistas de moda: Vogue Rusia y Vogue Japón me sedujeron por completo. Vogue Italia estaba lista para atraparme con su gran edición, la tomé y noté lo pesada que era, pero nada importó, ni el exceso de equipaje que ya cargaba en mi bolso. A su lado estaba una pequeña publicación en tono amarillo, leí: los must haves de la A- Z, no dudé, pagué ambas y me despedí de los últimos euros.
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