Me encanta esta nueva, calurosa estación, llena de vida entre alergias y sudor, el cuerpo simplemente fluye, dice “sácalo todo”.
Y así nos descubrimos y usamos menos ropa.
Las calles se tornan de colores, porque los árboles florecen y dejan tapetes en tonos, rojos, amarillos y morados.
Las flores caídas pintan en tonos vibrantes a la ciudad gris.
Los bares se extienden hasta las banquetas y las avenidas toman vida.
Los armarios se convierten en arco iris y la gama cromática cambia de color.
Las piernas respiran y la venta de rastrillos aumenta, o eso me gusta pensar.
Las axilas se expresan libremente sin mangas que sofoquen sus esencias.
Bienvenida primavera, gracias por dejar brotar las semillas que en el invierno dormían y ahora se expresan en forma de flores, frutos y tallos e ideas frescas.