Enferma de magia I.

Había escuchado que la gente se enfermaba a causa de mal de amores pero jamás por magia, era una escéptica con respecto a esos temas hasta aquel día.

¿Qué me estaba pasando, qué era eso que salía de mi boca, porqué mi cara tenía un aspecto diferente?

ENFERMA DE MAGIA

Empecé a hacer un recuento de los hechos, lo último que había leído era un libro de Haruki Murakami. Había estado escuchando música de Prokofiev, repitiendo varias veces las piezas de Romeo y Julieta, seguido de London Grammar mi grupo favorito desde hace unos año, la dulce voz de la vocalista me hipnotiza por completo y no encuentro la razón por la cual me siento distinta.

Suelo ser una chica aburrida y rutinaria aunque parezca lo contrario. Me levantó algo tarde debo de confesar, apagó la alarma después de la tercera vez que suena y pongo algo de música clásica para despertar suavemente.

Volver a este plano siempre me ha costado algo de trabajo, aterrizar después de un largo sueño tiene su complejidad.

Acompaño mi estado somnoliento con una taza de té, cierro los ojos, medito. Después prendo la regadera, me meto a la ducha y mi baño dura no más de tres minutos, si me doy el lujo de dejar correr un poco más el agua caliente por mi cuerpo duro tres minutos y medio.

Salgo, me seco, me embarro de crema humectante con olor a coco o vainilla y después me envuelvo en mi bata.

Me cepillo el cabello, prendo la estufa, espero a que se hierba el agua y elijo un té dependiendo del humor en el que me encuentre.

Las opciones de té Chai son diversas, mi obsesión por este sabor es ridículo, a veces me gusta romper con esta rigidez y elijo un té verde u otro de sabor fuerte con propiedades curativas, como jengibre, limón o canela.

Jamás me veré tomando un té frutal o de marcas “chafas”, no por la mañana. Si algo cuido, son los pequeños detalles, así comienzo mi día mimándome.

galaxia antonieta té

Continuará…

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